La bermuda
El armario y la ropa que elegimos solo es una herramienta más para acompañarnos en el camino.
Asesora de imagen en Argentina.
16/10/2024 – Tiempo estimado de lectura: 4 min COLUMNA: GUARDARROPAS Y AUTOESTIMA
Lo que siempre me gustó de las citas, era ver cómo los hombres se vestían para salir conmigo. Eso ya, de base me decía mucho de esa persona, y en especial, que tan importante era mi presencia para ellos.
Hace un tiempo tuve una cita donde él decidió ponerse su bermuda favorita. Era verano y tenía una mancha de lavandina. Me acuerdo que fue lo primero que vi, no a él, no a su sonrisa, ni la felicidad que tenía de verme. La. Mancha. De. Lavandina. Eso vi.
Me despertó una cantidad de preguntas, y en especial la pregunta de entender cómo se le había ocurrido vestirse con una bermuda estropeada y cómo me estaba diciendo que era su favorita. Su. Favorita.
¿Cómo podía ser que su bermuda favorita fuera una que estaba manchada? ¿cómo podía ser que su carta de presentación fuera mostrarme su descuido? ¿qué tipo de persona era él? ¿podía cuidar de mi si lo que más amaba estaba en mal estado? ¿sería que quizás me podía llegar a querer pero estropeándome? ¿solo le importaba cuidar cosas estropeadas? ¿o simplemente usaba realmente hasta la ropa que más le gustaba para limpiar? ¿elegía yo un tipo que era muy posible que me descuidara como me lo demostraba con su bermuda? Todas esas preguntas y más, inundaban mi cabeza. Una sola tenía una verdadera respuesta y era, que la ropa habla más de uno de lo que uno piensa.
Si él jamás me hubiera mostrado su bermuda manchada en nuestra primera cita, yo jamás me hubiera preguntado qué es lo que las personas quieren expresar a través de la ropa.
Decimos todo, desde deseos e intenciones hasta miedos e inseguridades. Llevar la ropa en mal estado, habla del mal estado personal en el que nos encontramos. Llevar ropa de colores habla de cuan interesante y colorida es nuestra vida. Llevar cortes que no nos favorecen habla de un desconocimiento interno y quizás falta de aprendizaje o desinterés por la estética. Llevar texturas muy dramáticas habla de qué tan expresivos somos. Llevar colores que nos apagan habla de que tan triste o aburrido nos tomamos nuestro día a día.
Entonces, con todo esto me atrevo a preguntarme… cuando abro mi armario, ¿qué veo de mi misma? ¿qué elijo para mi vida todos los días? ¿cómo me veo y siento cuando estoy vestida? ¿qué es lo que quiero que los demás vean de mi?
No hay una respuesta correcta a ninguna de las preguntas, solo la posibilidad de darnos el lugar a conocernos por quienes somos y poder elegir quién queremos ser. El armario y la ropa que elegimos solo es una herramienta más para acompañarnos en ese camino.