El Tatuaje
Columna Guardarropas y Autoestima.
Asesora de imagen en Argentina.
30/11/2024 – Tiempo estimado de lectura: 6 min
Marcos me pateaba la salida… no sé si era más mi miedo de conocerlo a él o de él conocerme a mi. Hasta que llegó el día.
Me vino a buscar y le miré el brazo mientras manejaba, tenía un tatuaje enorme y recién salido de la tintorería. No nos conocíamos en persona, pero por sus fotos estaba segura que antes no lo tenía. Lo quería tocar, acariciarlo, no sé, esa imagen me emanaba cierta ternura y el gel un poco lo auspiciaba. Era enorme, le ocupaba medio brazo. Medio. Brazo. Qué locura.
¿Qué quería decir de él mismo con esa imagen tan grande? ¿Por qué se había tatuado algo unos días antes? ¿quería sentirse nuevo de paquete para conocerme? ¿qué significaba para él esa imagen? ¿qué quería expresarme? ¿por qué a mi me emanaba ternura su tatuaje? ¿por qué quería tocarlo y pensar que su piel era suave? ¿era suave? ¿me dejaría tocarlo o sus tatuajes eran la distancia que había entre ambos? ¿era ese tatuaje como una capa protectora de su piel? ¿era alguien que yo podía sentir cerca o siempre iba a sentir como un halo de protección entre nosotros? ¿elegía construir un vínculo con un otro de esta forma?
Los tatuajes son como los stickers que poníamos en las compus en el 2015, uno al lado sin espacios vacíos entre. Es loco pensar que algo que pertenece a una etapa temporal se queda con nosotros permanentemente. ¿Es parte del armario tatuarse? ¿se considera de igual magnitud que una prenda que lo compone? ¿Puedo pensar que el tatuaje es parte de la imagen?
Es como las prendas, no es lo mismo tatuarse un animal que otro, una carta de tarot u otra, una flor o un recuerdo de tu infancia. No todos elegimos un jean, una bermuda o un short sino que cada uno elige como lo siente.
¿Qué es lo que queremos decirnos con eso que llevamos impregnado en la piel? ¿es tu voz lo que tenes dibujado en el cuerpo? ¿que querés que los demás entiendan de vos con eso que ven? Como con el uso del negro, los tatuajes distancian. Se siente el tacto, pero se difumina la idea de que ambas pieles se unen. La tinta, de alguna forma, te protege. Te permite sentir al otro pero sin que te penetre, porque, en definitiva, es lo que la tinta de por sí, hace.