La presentadora Mariló Montero se alzó anoche como ganadora de MasterChef Celebrity 10 en una final cargada de emoción y tensión que culminó en un duelo directo contra Miguel Torres.
La periodista tomó ventaja desde la primera prueba bajo la guía del chef peruano Virgilio Martínez, donde su plato destacó por técnica y sensibilidad y le garantizó el pase directo al duelo final, mientras el resto de aspirantes se jugaba la última plaza.
San Sebastián decide al segundo duelista
Miguel Torres logró mantenerse en la competición gracias a la prueba exterior celebrada en San Sebastián en un homenaje a la cocina de Martín Berasategui, donde su ejecución precisa le permitió superar a sus compañeros y alcanzar el duelo definitivo junto a Mariló Montero.
Un menú personal que conquista al jurado
En la última batalla culinaria, Montero presentó un menú completo con sello propio y referencias familiares que convenció al jurado formado por Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera, acompañados del chef invitado Oriol Castro. Su propuesta equilibrada y emotiva terminó inclinando la balanza a su favor en una de las finales más igualadas de los últimos años.
Emoción en plató y un gesto solidario
La ganadora, arropada por sus hijos Alberto Herrera y Rocío Crusset, celebró entre lágrimas un triunfo que dedicó a su familia y anunció que donará los 75 000 euros del premio a Fundela para apoyar la investigación de la ELA, un gesto que fue recibido con aplausos y elogios tanto en plató como en redes.
Polémica en redes tras el veredicto
A pesar de la celebración, la noche estuvo marcada también por las reacciones en redes sociales, donde parte de la audiencia mostró su desacuerdo con el resultado y cuestionó la imparcialidad del concurso, generando un vivo debate sobre el desarrollo de la edición.
Un triunfo que trasciende la competición
La final cerró una temporada con buena acogida y dejó la sensación de que el recorrido de Montero, marcado por esfuerzo, evolución y autenticidad, fue determinante para conquistar al jurado y hacerse con una victoria que va más allá de la cocina televisiva.